El origen de los carnavales: una fiesta que desafió al tiempo

El origen de los carnavales: una fiesta que desafió al tiempo


Cada mes de febrero, las calles de distintas ciudades del mundo se llenan de color, música y baile con la llegada del carnaval. Pero, ¿de dónde viene esta celebración que atraviesa culturas y siglos? Aunque hoy es sinónimo de disfraces y comparsas, su historia es mucho más antigua y está cargada de significado.

Un festejo con raíces paganas

Los orígenes del carnaval se remontan a las antiguas civilizaciones. En Babilonia y Sumeria ya existían festivales en los que los roles sociales se invertían por un tiempo. En Roma, las Saturnales ofrecían un respiro de alegría antes del orden estricto del resto del año. Más tarde, con la expansión del cristianismo, la Iglesia incorporó la festividad a su calendario, transformándola en una antesala de la Cuaresma. Así nació la costumbre de «despedirse de la carne» («carne vale»), dando paso a los excesos antes de la restricción religiosa.

Carnaval en Roma (detalle). Óleo de Johannes Lingelbach, c. 1650/1651.

La evolución en América Latina

Con la llegada de los conquistadores a América, el carnaval tomó nuevas formas al mezclarse con las tradiciones indígenas y africanas. En Argentina, Brasil y Uruguay, por ejemplo, los esclavos africanos usaron la fiesta como un espacio de expresión cultural y resistencia, incorporando danzas y ritmos que aún hoy son parte esencial del festejo.

El carnaval en Argentina

Desde los corsos porteños hasta los coloridos desfiles de Gualeguaychú, el carnaval argentino es una fusión de influencias europeas y americanas. En el Litoral, el candombe y la murga le imprimieron un sello distintivo, mientras que en el norte, los diablos jujeños y los rituales andinos recuerdan la conexión con la Pachamama. En Funes y la región, los carnavales han tenido distintas etapas, con corsos barriales, carrozas y comparsas que cada tanto resurgen con fuerza, demostrando que la celebración sigue viva.

Más que una fiesta

El carnaval no es solo diversión: es identidad, historia y comunidad. Desde tiempos antiguos hasta hoy, sigue siendo un espacio donde la gente se expresa libremente, desafía las normas y celebra la vida con creatividad y alegría.


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