De la noche a la mañana, la calle 1.483 pasó a llamarse “Abai Qunanbaiuly” en homenaje a un filósofo de Kazajistán. Los vecinos no fueron consultados, se sienten ignorados y reclaman una solución.
A tan solo diez minutos del centro de Funes, los vecinos del barrio Fisherton Oeste (Rosario) viven por estos días una insólita situación que ya generó malestar y pedidos formales ante el Concejo Municipal. Es que una tranquila calle del barrio, conocida históricamente como “1.483”, amaneció hace algunos días con un cartel nuevo que sorprendió a todos: “Abai Qunanbaiuly”, un nombre que, aseguran, ni siquiera pueden pronunciar.
Sin consulta y con complicaciones diarias
La decisión fue tomada en 2020 por el Concejo rosarino sin que los vecinos recibieran notificación alguna. “Nos enteramos cuando una cuadrilla municipal colocó el cartel en la esquina. Nadie sabía de quién se trataba”, relató una vecina.
Con el correr de los días, el problema dejó de ser una anécdota. “Indicar un nombre tan difícil a un médico, un taxi o un delivery es un verdadero lío. Y no te quiero contar cuando hay que escribirlo para un trámite oficial”, detallaron.
“Ni mis hijos pueden decir en qué calle viven”
La frase pertenece a una vecina del barrio y resume el desconcierto general. El nuevo nombre, homenaje a un escritor y pensador kazajo del siglo XIX, fue considerado un gesto cultural por el concejal Agapito Blanco, autor de la iniciativa. Sin embargo, los vecinos insisten: no hay relación alguna entre esta figura y la vida cotidiana del barrio.
En la presentación que realizaron al Concejo, más de 30 firmantes solicitaron volver al número original o, al menos, abreviar el nombre a “Abai”. Argumentan que decisiones de este tipo deberían tomarse con sentido práctico y en diálogo con la comunidad.
Errores, confusión y una “celebración” que nunca fue
La señalética, además, fue colocada con errores ortográficos por parte del propio municipio, que debió reemplazarla pocos días después. Como si eso fuera poco, en 2021 intentaron organizar un acto con representantes de Kazajistán, pero la resistencia barrial fue tal que la actividad se trasladó a la costanera, donde inauguraron un paseo con el nombre “República de Kazajstán”.
El problema también llega a Funes
Aunque se trata de una calle rosarina, la cercanía con Funes hace que muchos vecinos de ambos lados del límite urbano compartan servicios, recorridos y direcciones. “Cuando buscás una casa por GPS o pedís algo por internet, el caos es total. A veces ni el sistema reconoce la calle nueva”, explicaron desde un centro de envíos de la zona.
Un homenaje que no conecta
El escritor kazajo Abai Qunanbaiuly puede ser una figura clave en su país, pero a más de 16 mil kilómetros, en un barrio donde los nombres son simples y funcionales, el homenaje parece no haber encontrado eco. “No se trata de rechazar otras culturas, sino de entender que una calle también es parte de nuestra identidad cotidiana. No es simbología, es logística, es pertenencia”, concluyen los vecinos.