El sistema inmune es una red de defensa natural. El cuerpo lo utiliza para protegerse de virus, bacterias y otros agentes que pueden enfermarnos. Está formado por órganos, tejidos, células y sustancias que trabajan juntos para mantenernos sanos. Pero no funciona solo: necesita energía, nutrientes, descanso y hábitos saludables. Y uno de los pilares para fortalecer sus defensas es la alimentación.
El sistema inmune: tu escudo natural contra el invierno
Cuando comemos mal, con exceso de ultraprocesados, azúcar o grasas de mala calidad, el sistema inmune se debilita. En cambio, cuando lo nutrimos bien, con alimentos reales, lo ayudamos a hacer su trabajo y a prevenir enfermedades como los resfríos, gripes o infecciones respiratorias típicas del invierno.
Como nutricionista especializada en alimentación real y consciente, quiero compartirte algunos consejos útiles para que atravieses el invierno con más salud y vitalidad.
¿Qué necesita tu cuerpo en invierno?
Nuestro sistema inmune depende en gran parte de cómo comemos. En esta época es clave:
- Aportar vitamina C, vitamina A, zinc y antioxidantes naturales.
- Sumar alimentos ricos en fibra que ayuden al intestino y a su microbiota, donde vive gran parte de nuestras defensas.
- Consumir grasas saludables que ayuden a modular la inflamación y mantenernos en equilibrio.
Estos nutrientes se encuentran en alimentos naturales, principalmente de estación. Se consiguen fácilmente en ferias y mercados locales, ayudando también a economías regionales.
Lo que no puede faltar en tu plato
Durante el invierno, encontrás frutas y verduras que te brindan lo que tu cuerpo necesita en esta temporada:
- Cítricos (naranja, mandarina, pomelo, limón): fuente de vitamina C.
- Zanahoria, zapallo, batata: ricas en betacarotenos (vitamina A), esenciales para cuidar las mucosas respiratorias.
- Ajo y cebolla: aliados naturales por su acción antimicrobiana.
- Coles (repollo, brócoli, coliflor): antioxidantes y ricas en fibra para alimentar la microbiota.
- Legumbres (lentejas, porotos, garbanzos): aportan zinc, hierro y proteínas vegetales.
- Semillas y frutos secos: buena fuente de grasas saludables y vitamina E (antioxidante).
Estos alimentos pueden formar parte de sopas, guisos, salteados o preparaciones dulces caseras.
Alimentación real, también en invierno
La alimentación sustentable no es solo una moda: es una forma de cuidarnos y cuidar el entorno. Elegir alimentos naturales, locales y de estación asegura el aporte de nutrientes, reduce el impacto ambiental, evita el exceso de envases y permite reconectar con los sabores verdaderos.
Además, cocinarlos en casa es una manera de tomar contacto con lo que comemos, ponerle intención y volver a hábitos más calmos. El invierno invita a prender el horno, hacer caldos, fermentar, hidratar legumbres y usar especias que también tienen propiedades medicinales como cúrcuma, jengibre, orégano y tomillo.
Tres consejos para tu sistema inmune
- Comé alimentos de estación y de origen vegetal todos los días. Cuanto más color tenga tu plato, mejor para tus defensas.
- Sumá fermentados naturales de forma progresiva, como chucrut o kéfir, que ayudan al intestino, clave del sistema inmune.
- Tomate tu tiempo para cocinar, o al menos para elegir mejor cada día. Lo que entra a tu cuerpo puede ser medicina o un obstáculo para tu salud.
Sumá esta receta a tu recetario: sopa dorada inmunoestimulante

Ideal para los días fríos, llena de color, sabor y nutrientes protectores.
Ingredientes de sopa inmunoestiumlante(para 4 porciones):
- 1 zanahoria grande
- 1 remolacha mediana
- 1 rodaja de calabaza (zapallo anco o cabutia)
- 1 papa o batata mediana
- 1 cebolla
- 1 diente de ajo
- 1 cucharadita de jengibre fresco rallado
- 1 cucharadita de cúrcuma en polvo
- Jugo de 1 limón
- 1 puñado de perejil fresco picado
- Sal, pimienta y aceite de oliva
Opcional: 1 cucharada de alguna semilla (girasol, lino, zapallo) para sumar textura y grasas saludables.
Preparación de sopa inmunoestimulante:
- Pelar y cortar en cubos la zanahoria, remolacha, calabaza, papa y cebolla.
- Rehogar la cebolla y el ajo en un poco de aceite de oliva.
- Agregar los vegetales, cubrir con agua o caldo casero, y cocinar a fuego medio hasta que estén tiernos (unos 25 minutos).
- Agregar el jengibre y la cúrcuma. Cocinar 5 minutos más.
- Procesar o mixear hasta lograr una crema suave.
- Apagar el fuego, agregar el jugo de limón y rectificar sabor.
- Servir con un chorrito de aceite de oliva crudo, perejil picado y, si querés, semillas tostadas.
Esta receta es ideal para fortalecer tus defensas, calmar el cuerpo y reconectar con lo natural.
Si querés conocer más sobre nutrición real y recibir más recetas, te invito a visitar Almacén de Bienestar.